- Hidratación: ¿Sabías que de cada 100 g de leche unos 90 g son agua? Además, la leche es una gran fuente de vitaminas A, D y E, y de minerales, como el calcio y el magnesio. Durante el verano perdemos, por medio del sudor, una gran cantidad de agua y sales minerales, la leche facilita la recuperación de esos nutrientes.
- Obtener un bronceado más sano. Mientras que la vitamina D protege la piel ante la exposición solar y facilita la absorción del calcio a través de los huesos, la vitamina E contribuye a la regeneración de la piel, manteniendo el bronceado por un mayor periodo de tiempo. Estas vitaminas las podemos encontrar en yogures, mantequilla, leche y queso.
- Mantener la línea. Debido al poder de las proteínas y el calcio, los productos lácteos producen un efecto saciante que te hará olvidar el comer entre horas.
- Conciliar el sueño. El calor dificulta muchas veces la conciliación del sueño. Tomar un vaso de leche antes de meternos en la cama nos ayuda a conciliar el sueño. Esto es debido a su contenido en triptófano, un aminoácido que ayuda a la liberación de la serotonina que regula el sueño.
- Gran variedad de productos: Los productos lácteos cuentan con multitud de alternativas saludables que aportan la suficiente cantidad de vitaminas y calcio.