QUE NO TE MIENTAN CON EL QUESO

El dicho viene al pelo: que no se la peguen con queso.

La variedad de quesos disponible en un supermercado puede llegar a ser verdaderamente amplia. En función del tipo de leche puedes encontrar de cabra, vaca u oveja y, según su procesamiento, pasteurizados o elaborados con leche cruda.

Además, según haya sido su proceso de maduración, los quesos pueden clasificarse en tierno, semicurado, curado… variando en la intensidad de su sabor y aroma a mayor tiempo de curación. El problema es que, más allá de esto, en la sección de lácteos también se pueden encontrar productos que, si bien aparentemente podríamos tomar por quesos, no lo son.

En algunos ni se menciona la palabra “queso”, que se reemplaza por descripciones como “para gratinar”, “sándwich”… El envoltorio juega con la imagen que le llega del producto y simplemente le añade la utilidad que está buscando darle, pero nunca menciona que, de hecho, aquello que le venden sea queso.

¿Por qué? Porque no cumple con la normativa específica que deben observar los productos que se denominen queso. Es decir: “Productos obtenido de la leche, total o parcialmente desnatada, de la nata, del suero de mantequilla o de una mezcla de algunos o de todos estos productos, coagulados total o parcialmente por la acción del cuajo u otros coagulantes apropiados”, a lo que la normativa añade una serie de procesos de fabricación que deben cumplirse.

Todo lo que no cumpla con los ingredientes esenciales y facultativos o con los procesos de producción establecidos por la ley, llegan al supermercado por otro circuito, que es el de los productos alimenticios, pero de queso, poco.

Los principales ingredientes son grasa vegetal o antiapelmazantes (que suelen corresponderse con féculas de patata); también algunos productos derivados del queso que se comercializan como rallado, suelen queso en menor cantidad, proteína láctea, mantequilla o almidones.

La clave para diferenciarlos es buscar la palabra “queso“. Si en el paquete no aparece escrito —más allá de la tabla de ingredientes— nos están engañando. También debe contener tan solo los siguientes ingredientes: leche, sal, fermentos lácticos y cuajo.

 

Fuentes: El pais y Businessinsider

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